sábado, 11 de febrero de 2012

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No tienes ni idea de cuáles son sus películas favoritas, ni las canciones que han conformado la banda sonora de su vida, ni su sabor de helado favorito; no conoces la sonrisa que se le dibuja en la cara al hablar de ti y que sería capaz de animarte aunque estés hundido en la mierda hasta el cuello. Ignoras la gracia que tiene al hablar, o al caminar, aunque sea la chica más torpe que jamás conozcas. Nunca te has detenido a mirar más allá de lo que ves; no te has fijado nunca en el brillo de sus ojos castaños, tan profundos que te entran ganas de bañarte en ellos.
Jamás la has tenido entre tus brazos, ni has sentido que te tiemblan las piernas al tenerla cerca; nunca fuiste capaz de dibujar sonrisas donde antes había lágrimas, no has sabido hacer más que hacerla sufrir; y dices que la quieres.

No tienes ni puta idea de lo que es querer a alguien hasta el punto de hacer cualquier cosa por ella, de necesitar su voz cada segundo, de sentir cómo te desmenuzas si no la has visto en todo el fin de semana. Y no valoras las cosas más pequeñas, como los hoyuelos que le salen al reírse, el olor de su pelo o la forma que tiene de morderse el labio; pero enhorabuena, sigue siendo tuya, y yo seguiré siendo el mismo gilipollas que, incondicionalmente,
seguirá recogiendo lo que tú hagas trizas.


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